Tu presencia
Mario Cares C.
Bien sabemos que apartados de la presencia y el poder del Espíritu Santo nada somos. Podemos asistir a cada servicio de la iglesia, dedicarnos con pasión a enseñar, a predicar, a mostrar el Evangelio a las personas; inclusive ser excelentes en nuestro trabajo, profesión, ministerio y familia, pero apartados del poder del Espíritu Santo, todo es en vano.
Dios quiere usarte a ti
“Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová”. (Jeremías 1:4-8)
Prófugos de Dios
“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz.” (Salmos 139:7-12)